Siguen la ruta de mis ilusiones

Empezamos a contar desde cero. Este blog es nuevecito.

lunes, 27 de abril de 2015

El vuelo hacia Houston

Hice el viaje a Houston con los nervios de punta. Al menor amago de turbulencia, yo estaba segura de que había un terrorista en la cabina, amenazando a los pilotos para que le clavaran el pico de la nave a algún punto del Triángulo de las Bermudas.

No tomé líquidos ni medicamentos para evadir su efecto diurético, y así, evitar ir al baño 3 veces en un periodo de 4 horas -al hombro de mi esposo- como es usual, especialmente después de la fractura de mi clavícula.

Fui al baño del avión una vez… [al hombro, al de los pasajeros de "primera clase", pilotos y tripulación], mientras yo intentaba orinar y controlar los sustos de un vuelo turbulento, un sobrecargo tapó con una frisa la escena que todos imaginaban por mis gemidos de dolor.

Todo esto, con mi esposo medio/dentro del minúsculo espacio que se atreven a rotular con los dos símbolos de nene y nena y el signo de "wheelchair accesible" que deben tener los servicios sanitarios dignos.

Y no me quejo mas, porque pude ejecutar el Plan de Eliminación de Desperdicios Líquidos efectivamente...

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