Que yo dure ocho semanas amarrada, sería un logro digno de
portadas mundiales, diría mi Santo Esposo. Así que para no robarle la primera
plana a otras noticias, me quité el equivalente del yeso un día antes de
cumplirlas.
Bien pude hacerlo a las 6, pero quería estar segura que la señorita
Clavícula se sentía pegadita.
“El dolor te va a avisar hasta dónde puedes estirar el
brazo. Lo que no queremos es que te quedes con la costumbre de mantener el
brazo tan apretado contra el tórax”, había dicho el ortopeda hace dos semanas.
El asunto es que todavía el dolor me grita "todavía, Cassio, todavía!"
A pesar del "aviso", la semana pasada
empecé a hacer terapias “oficialmente” con una terapista profesional porque no
me quiero anquilosar.
De hecho, ya había empezado a hacer “Cassio-terapias” desde
que estrené este blog. Soltarme la muñeca y empezar a mover los dedos sobre el
teclado fue la primera fase.
Ahora, voy a buscar el cabestrillo que me pusieron en la
Sala de Emergencias para no lastimarme cuando me asistan a entrar al avión.
Falta poquito para que los MRI hablen y digan “Cassio, todo está
bien. Desapareció el tumor cerebral”.
Mientras llega el momento de tan esperada noticia seamos libres de amarras y de todo.
ResponderBorrar¡Libres Amigocha!
De todo? Suena a libertinaje... Jajaja...
BorrarQuisiera compartir contigo en tu país.
Nos reímos tanto siempre!!
Hay escaleras para entrar a tu casa?
Venga niña a soltar ¡todo!!!!
ResponderBorrarabrazos miles.TQM
"Santa Cachucha!", como decía Robin, el compinche de Batman...
ResponderBorrarEsto se esta poniendo color de hormiga brava (colora'o)...
Miren, que es viernes y cualquier cosa puede pasar...
Y que vivan las travesuras Cassio! que rico sentirás de haber soltado amarras! Ahora a navegar con buen viento!
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