Nueva Vida, ¡Vida Nueva!

Devolvimos el helecho muerto. Todavía no nos podemos explicar cómo sucedió la muerte súbita del que compramos sábado y amaneció muerto al cuarto día.

Quiero agradecerle los 3 días de ilusión y verdor que nos regaló, pero con el mismo amor, lo devolvimos a la jardinería. 

Aclaro que la dueña del negocio interrogó a mi esposo: que si habíamos puesto el helecho al sol, que si lo habíamos ahogado en por regarlo en exceso, que si un gato lo había aruñado, que si un perro lo meó, que si los ratones...

Mi Santo Esposo les explicó que lo habíamos ubicado al pie de otros helechos arbóreos y que ni gatos, perros, ratas (ni elefantes) tenían acceso a ese mini oasis verde. Entonces, tras el interrogatorio, nos cambiaron el "cadáver" por un helecho nuevo, pero juvenil para que se acostumbrara a su nuevo hábitat desde temprano. 

Con la malicia de periodista de calle, a posteriori le comenté a mi Santo Esposo que se lo cambiaron porque cada vez que entraba un cliente y escuchaba la conversación, daba media vuelta y se iba de "La Jardinería Que Vende Matas Moribundas"...

En fin, ya el helecho bebito está en su puesto, en mi mini oasis verde
conociendo a sus ancestros y aclimatándose al pie de otros helechos arbóreos donde ni gatos, perros, ratas (ni elefantes) tienen acceso. Solamente entra lo que me dirija hacia la Ruta de la Libertad.